Desafortunadamente no todos nuestros amigos pudieron estar hoy en el recinto del Concejo de Medellín en las horas de la mañana para presenciar este enorme triunfo que hoy embriaga de emoción a todos los defensores de animales de la ciudad y del país.
Medellín se declara CIUDAD CONTRARIA A ESPECTACULOS EN DONDE SE TORTUREN, MALTRATEN O MATEN ANIMALES. El peso simbólico de esta declaración gestada por Alvaro Munera (nuestro concejal animalista) y la gran mayoría de los concejales, es sin duda enorme. Sin perjuicio de que este Acuerdo no vaya a modificar la ley taurina (es increíble que hasta la tortura se encuentre de jure permitida) ni mucho menos la execrable permisión que sobre estos espectáculos existe en la ley 84 de 1989 (Estatuto anti crueldad animal), se evidencia como la realidad excede al “derecho”, aunque derecho puedan llamarse estos remedos de ley que han sabido erigirse para favorecer intereses de un oprobioso grupo. En fin, el análisis de los entuertos jurídicos sobre la barbarie no me interesa hoy, como si me interesa el reconocer la fuerza de los activistas en Medellín, la solidez del compromiso de Alvaro Munera y del buen tino del Concejo. Nunca creí que al interior de esta corporación legislativa fueran a existir tantas muestras de solidaridad y sobre todo de sensibilidad frente a los dramas que tanto denunciamos, estamos hablando de los circos con animales, el coleo, las riñas de gallos, la tauromaquia, etc (la tortura y la barbarie nunca son taxativas). Pocas veces uno puede sentirse orgulloso en calidad de elector, pocas veces se vive para ver como una decisión se torna histórica. El día de hoy es histórico, se acabe o no la tauromaquia, se acabe o no la tortura que precede las “monerías “de los animales en los circos, la declaratoria de Medellín como ciudad contraria a esta clase de prácticas cavernarias deja un espacio para la esperanza en una causa que muchos de manera ingenua relacionan con una especie de romanticismo y de craso idealismo. Si nuestra ciudad hoy se declara contraria a esta serie de aberraciones (permitidas por la ley) tendrán que evidenciarse consecuencias pedagógicas en este sentido y por supuesto, la alcahuetería y el patrocinio de estas prácticas con dineros públicos (nuestros impuestos) se deberán terminar, tal fue el tenor de los artículos aprobados, ojala para emulación del resto de ciudades de Colombia y Latinoamérica.
Supimos que ayer en la plaza de toros de Medellín, un toro con sus dos patas delanteras rotas, se arrastró por la arena en la demostración más brutal de dolor…quizá este noble animal y el sufrimiento que la masa ebria de crueldad y pasodoble no quiso mirar, haya encontrado en lo que hoy se surtió, su justo homenaje.
En hora buena!!
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