La evolución de una comunidad se ve en su trato con los animales y con las mujeres, afortunadamente la nuestra no está demasiado bien en estos dos aspectos. Si alguno se pudiera imaginar qué se siente ver a un perro callejero adolorido y sentirlo propio, pero no propio como “te tengo que dar la comida”, “te tengo que sacar” y, el más popular, “calláte” ¿Quiénes realmente sufren en esta guerra de indiferencias y de egoísmos?, ¿cuál es realmente la razón por la cual sí le doy dos mil o tres mil pesos a un indigente que se sube al bus a venderme su tragedia visceral, pero no soy capaz de ayudarle a un animal, que no tiene cómo o cuando convencer a las rocas de corazón? Porque un animal sí habla pero no te vende la idea, un animal sí que habla y yo soy tan testigo de eso como lo son ustedes, pero hay que aprender a escuchar, quedarnos callados y dejar esos pensamientos egoístas de siempre, analizar las necesidades del otro, olvidar cuánta mierda nos corre por debajo de la piel, dentro de la cabeza, cuán mal estamos y por una sola vez en la vida simplemente escuchar.
Un perro habla cuando está cojo y te mira a casi treinta metros de distancia, mientras te grita que tiene miedo, que tiene frío, que come mal; pero vos eso no lo ves, vos ves a un perro cojo. Lo mismo ocurre con el indigente en la calle, pero alguna vez indigente aprendió a robar para poder vivir, mientras que el perro nunca lo pudo hacer y tiene que sufrir los golpes y las torturas de los jóvenes y no jóvenes ignorantes, que para poder ser la estrella dentro de su círculo social debe hacer algo, entre esto se encuentra golpear un animal o tomarse cien litros de cerveza, da lo mismo, lo que importa es estar “in”; y tal vez pueda que a este joven ignorante algún día le hayan enseñado a amar a los animales, siempre ayuda una mascotita en la casa, pero la gente olvida, la gente olvida lo que han hecho por ella y pese a jurar que volvería a ayudar o que saldría adelante, olvida.
Sin embargo la situación no está tan mala, si es cierto que maltratan a los perros callejeros, aún existen personas que disfrutan haciendo sufrir a un animal (¿sabían que ese es uno de los primeros indicios de un asesino psicópata?), pero también es cierto que hay héroes que luchan por esto, héroes electrónicos y tan vivos, tan vívidos que en cuestión de cinco minutos ya tienen un arsenal para combatir la indiferencia. Esos héroes son ustedes, siéntanse orgullosos, ustedes son los héroes que no cobran, que se visten de cualquier arma para poder ayudar. Héroes que aman a los animales, héroes que luchan para hacerlos felices. ¡Gracias!
Daniel Paniagua.
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